viernes, 27 de agosto de 2021

 

 

 


 

 

Aún sigue ahí la casa con sus ventanas mirando a la mar

El camino empinado por el que se asciende al monte y

A las pequeñas casas alejadas del ruido y la gente

Todavía conserva el encanto primitivo, las hierbas lo cubren

Y todas las piedras siguen en su sitio para ser contadas

Mi casa tampoco ha cambiado en tanto tiempo

Sigue erguida en lo alto del camino como un faro en el puerto

La puerta se abre, también ahora, a la oscuridad,

Aún puedo oír los susurros y las risas y la voz de mi madre

Llamándome, disimulando estar enfadada

Traías aroma a lavanda y el pelo húmedo y repeinado

Una sonrisa en los labios y mucho anhelo escapándose por los ojos

Te dije que sí, pero que otro día, en otro lugar, pronto

Y la mar, siempre traidora afirmó que nunca y así fue.

 

 

 

  © Rosa G. Panera
Todos los derechos reservados

 

 

 

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