jueves, 3 de diciembre de 2015

A veces el mar me llama



















Me miras mar, con esos ojos tuyos,
turbios  húmedos y azules;
vas y vienes rodando sin descanso.
Yo estoy aquí, sobre el duro acantilado.

Te contemplo como miraría a una madre
tus aguas me abrazan y refrescan el dolor
de esta loca calentura,
que solo cuando te toco desaparece.

A veces mar, sin darte cuenta, reflejas
el cielo sereno en tus quietas aguas,
luego, como si perdieras la calma
bramas enfadada, agitada por el viento.

Deslizo entonces mis pies entre tu arena
buscando, tímida, tu caricia fresca
tengo que contarte, mar, tantas cosas...
Pero... no te acerques porque te temo.

Nací un día de ti y un caballito de mar
me alimenté de la sal de tu frío vientre
me crié entre gaviotas y cormoranes
y ahora, estoy aquí para cuidarte.




  © Rosa G. Panera
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