Quedó prendido en la rama
el último suspiro
en la rama quedó abrazado
prisionero
y luego voló
llevaba prisa y tan lejos voló
que apenas pude ver a dónde iba
No hubo lluvias de otoño
ni músicas celestiales
ni campanas, tampoco ángeles
cantando
solo un suspiro y un adiós sin
palabras
y quedó tanto por decir...
tal vez dijimos
lo que nunca debió ser dicho
Ahora sin remedio queda el mar profundo
de esta tristeza tan honda
que se demora
que oprime el corazón
que en la orilla se entrega
a la cándida creencia de un
futuro
© Rosa G. Panera
Todos los derechos reservados
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