Por la mañana
me abrazaba mi hermano.
Al salir de casa
me besaba mi padre
y mi madre
me arropaba y decía:
que tengas un día feliz
Después
se fueron o me fui
pero aún a pesar de eso
el calor
de abrazos y besos
siempre me acompañaron
para darme valor
Con el tiempo
otros me quisieron
algunos fueron amorosos
conmigo
y por ello, lejos
de la casa de mi padre
no estuve perdida
Ahora que ya he vivido
me pregunto si soñé
el hogar de mi niñez
el abrazo de mi hermano
y nuestras charlas
en las noches de invierno,
en el silencio
de la casa dormida
© Rosa G. Panera
Todos los derechos reservados
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