Ni el sol, desde entonces, ha cambiado su rumbo
Ni el viento del norte se llamará nunca del sur
Tampoco ha cambiado la fuerza de este dolor
Ni el deseo de huir. Aunque tú no lo sepas
Ahora me conformaría tan solo con verte
Cuando camino sola o escucho música
Solo verte. Pero todo sigue igual y sé
Que esto no cambiará ya nunca
La calle, invariable, baja como siempre al río
Y la gente pasea, tomada de la mano
Serios o hablando alegremente
Te busco por si estás. Siempre es que no.
Escucho la música, esto sí, como siempre:
Mozart enloquecido tocando el piano
Y recuerdo las noches de concierto
Y las manos unidas, cómplices.
Todo pasó hace tres años, el tiempo vuela
Lo que te digo es más por mí
Porque tú, que pena, ya no te enteras
El sol, el viento, no han cambiado
Por fortuna, el dolor un poco, sí.
© Rosa G. Panera
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