viernes, 12 de febrero de 2016

Hijos de nadie























Está lloviendo, cae ese agua fina
que apenas se ve, pero moja tanto,
a través de mi ventana veo la niebla
bajando lentamente del monte
como un toldo gris que cubre el cielo
para ocultarlo de la vista del hombre

Hace frío, los cristales parecen hielo,
busco en el barómetro de la calle:
siete grados señala, iluminado en la noche
qué bien se está en casa me digo
entre mis cosas, al calor, con los míos
no sé porqué pero tengo suerte

Bajo la cornisa de la puerta de la escuela
dos hombres extienden sus cartones
se quitan las botas y se tapan con mantas
agrupados, como musgo pegado a la tierra
vacios, huecos, sin nadie, sin nada
tratando de que la lluvia no les alcance

Están ahí, me dijo alguien, porque beben
son borrachos sin futuro o locos
que seguro no pueden convivir con nadie
puede que sí que sea eso lo que les pasa
pero su condena es dura y para algunos eterna
y están ahí tirados como si no tuvieran madre


  © Rosa G. Panera
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