No era yo y
sin embargo
aquella
mujer se me parecía
hablaba con
mi voz, tenía mi pelo
mi
pecho, mi boca y reía como yo
Subía y
bajaba por la pendiente
seguida por
sombras ya muertas
hacia viejos
caserones arruinados
por el paso
terrible del tiempo.
No era yo y
sin embargo
el hombre
era mi padre y sus ojos
me miraban
con aquella vieja sorpresa
de cuando
yo era su niña pequeña
Me tomó de
la mano y trató de llevarme
pero
entonces aquella mujer
que sin
duda era yo, lanzó un grito
porque él
no era él, lo vi cuando pude mirarle
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