Ya no deseo decirte nada
por fin pudo más el silencio,
ese que apenas se aprecia
en medio de la noche callada
Medí el caudal de la ausencia
la escasez de risas y llantos
Te miré y busqué las palabras
para hablarte como siempre
de la fuerza y del viento
de la verdad y la dicha.
Entonces pronuncié tu nombre
lo repetí tres veces
con el anhelo del amor
que no muere
Volviste hacia mí tus ojos
y pudimos hablar sin palabras.
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